Análisis de la Práctica
La primera dificultad en el intento de realizar una aproximación rigurosa y sistemática al análisis de la práctica educativa de los profesores es la de la enorme complejidad de esa práctica, y la multiplicidad de niveles y sistemas que la configuran.
Podemos distinguir al menos cuatro de esos niveles:
1. El Sistema Aula:
Constituido por el conjunto organizado de actividades, roles y relaciones de diversos tipos en que se implican profesor y alumnos en el marco físico del salón de clases.
2. El Aistema Centro:
Estructurado en torno al marco físico y simbólico del centro de formación docente, en sus diversas configuraciones posibles. Éste puede concebirse como sistema complejo que incluye diversos subsistemas; organizacional, administrativo, académico, en constante interacción.
3. El Sistema Educativo:
Con sus diferentes objetivos, niveles y normativa legal de regulación de los distintos aspectos de la vida en los centros, etc.
4. El Macrosistema:
Constituido por la propia estructura global, social, económica y cultural en que se inserta y toma sentido el sistema educativo; el nivel más amplio integrante de la práctica educativa.
De este último nivel se deriva la concepción de centro de formación docente como un sistema abierto, en constante interrelación con otros sistemas sociales, y por tanto su carácter social y socializador como proyecto cultural.
Estos niveles o sistemas se encuentran encajados de manera sucesiva, lo que no implica considerar los sistemas inferiores como determinados de manera mecánica y unidireccional por los superiores.
Desde esta perspectiva sistémica, se sostiene que existe una relación compleja y bidireccional entre los distintos niveles y sistemas, así como una dinámica propia y específica de cada sistema, que va más allá de la incidencia de los restantes.
Las dimensiones que se presentan a continuación tratan de concretar algunos de los elementos y factores clave a considerar, desde una concepción constructivista del aprendizaje y la enseñanza (Coll, 1990). De acuerdo con la cual “aprender supone construir y reconstruir de forma personal representaciones del mundo asociadas a la cultura de un cierto grupo social, y enseñar supone ofrecer ayudas lo más ajustadas posible que guíen y orienten ese aprendizaje.” (Monereo, C. y Solé, I., 1999, p. 260).
Estas dimensiones constituyen guías potenciales para el análisis de la práctica educativa. Son tributarias de un cierto modelo teórico sobre cuáles son y cómo se concretan algunos de los mecanismos de influencia educativa que actúan en las situaciones de enseñanza y aprendizaje en el aula, en el que la noción de interactividad ocupa un papel central.
Estas dimensiones, pueden encontrarse en distintos autores, por Ej., Coll, 1990; Monereo y Solé, 1999; entre otros. Las dimensiones que presentamos no pretenden constituir un modelo acabado, sino sólo un esbozo de las coordenadas que nos permitirán observar.
1. Intenciones educativas que, en términos de planificación previa y desde la perspectiva del profesor, presiden el proceso de enseñanza y aprendizaje objeto de análisis.
2. Ajuste entre las actividades y tareas propuestas a lo largo de la secuencia de enseñanza.
3. Control relativo de profesor y alumnos sobre las tareas.
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